¿Alguna vez te ha tocado viajar en el transporte público junto a un niño alborotoso? Están llenos de vitalidad, y muchas veces no paran de llorar y de quejarse hasta que consiguen lo que quieren. ¡Pueden acabar con la paciencia de cualquiera! =)
Desde pequeños, todos manifestamos un cierto grado de egoísmo. Es por eso que los padres y los profesores en la escuela animan a los niños desde el principio a ser generosos, a compartir, y a desarrollar esa empatía hacia los demás. ¡Es tan precioso ver a niños y niñas que, desde pequeñitos, manifiestan ya esa generosidad de corazón!
De la misma manera, nuestro Padre Celestial nos anima desde el principio a ser generosos, así como Él es generoso. Es en esa generosidad que la bendición se manifiesta en toda su riqueza. La Biblia lo expresa así: “La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella” (Proverbios 10:22).
Dios desea bendecirte. La generosidad de Dios nos lleva a ser generosos también con los demás. Es ahí donde la bendición es compartida y disfrutada ricamente, y donde la multiplicación y la riqueza se manifiestan en las diferentes áreas de tu vida. ¡Qué gozo más profundo! Sí, querido(a) amigo(a), la generosidad es la clave para una vida abundante, alegre y bendecida.
Déjame orar por ti: “Señor, te doy gracias por la vida de mi querido(a) amigo(a). Te pido que pueda experimentar tu bendición en su vida como nunca antes, y que pueda disfrutar de todas aquellas ricas bendiciones que tienes ya preparadas. Que la generosidad sea una constante en nuestras vidas, Dios mío, para que podamos así también compartir Tu bendición con los que nos rodean. ¡Gracias por Tu amor! ¡Gracias por Tu increíble generosidad para con nosotros! En el Nombre de Jesús. ¡Amén!”
Comparte el amor de Dios con los demás en este día.
¡Eres un Milagro!